Mientras que en la amplia mayoría de países terminan de trabajar a las 5 o las 6 de la tarde, en España hay muchas personas que abandonan su puesto de trabajo a las 8 o las 9 de la noche (a veces incluso más).
Esta diferencia con nuestros vecinos europeos siempre ha supuesto un debate en torno al horario laboral de España. ¿Es esta jornada improductiva y rompe con la conciliación laboral?
En este artículo analizamos por qué en España tenemos esta rutina, cuáles son sus aspectos negativos y las opciones que existen para poder mejorarla.
Hoy en Asesoría Premium ponemos en hora nuestro reloj nacional.
¿Cuál es el origen de la jornada laboral en España?
La verdad es que España no ha tenido siempre el horario laboral actual. En contra de lo que mucha gente cree, antes de la Guerra Civil, en España los horarios eran más acordes al resto de Europa (y, por tanto, a la luz solar).
Sobre todo en las zonas rurales, lo habitual era comer a las 12:00 o 12:30 horas, algo que sigue ocurriendo en países latinos y mediterráneos como Portugal, Italia o Grecia.
La escasez de la posguerra provocó el pluriempleo
Durante la posguerra, muchas familias no llegaban a fin de mes, lo que provocó que muchos hombres se vieran obligados a buscarse un segundo trabajo para poder llevar un “extra” a casa. De esta necesidad nacería una de las peculiaridades laborales más llamativas de nuestro país: la jornada partida.
El caso prototípico era el de los funcionarios, los oficinistas o los empleados de banca que acudían a gestorías por las tardes. En esa media jornada se dedicaban a realizar la contabilidad de las empresas y su gestión administrativa en general.
Lo normal era que trabajasen de 9:00 a 15:00 en su primer trabajo; y de 16:00 a 20:00 en su segundo puesto de trabajo.
Aunque los oficinistas fueron los pioneros, pronto otras profesiones como los guardias urbanos, los militares o los carteros descubrieron que también podían utilizar la tarde para cobrar recibos, vender seguros o ser porteros de fincas.
Las peores costumbres son siempre las que se perpetúan
La necesidad se hizo virtud; y la virtud, tradición. Como en España siempre hemos sido muy de comer en familia, las cenas también tuvieron que posponerse hasta que llegase el padre de familia. Y esa costumbre de cenar tarde, casi a la hora en la que el resto de Europa comienza a acostarse, ha permanecido a lo largo del tiempo.
En España la jornada laboral más habitual suele comenzar sobre las 9:00 para detenerse a las 14:00 horas. En lugar de comer rápidamente un tentempié para volver al trabajo con velocidad como en el resto de países europeos, nuestra parada se puede alargar durante 2 horas (y a veces hasta más).
En nuestro país, este el paréntesis perfecto para hacer las labores del hogar o echar una siesta rápida.
Ya sea comiendo en casa o en la calle, la gente no regresa a su puesto de trabajo antes de las 16:00 o 16:30 horas. Justo en el momento del día en el que los biorritmos están bajo mínimos (tras una copiosa comida lo que menos apetece es ponerse a trabajar).
Mientras que a nosotros aún nos queda una larga jornada laboral de 4 o 5 horas, es casi la hora en la que en Europa apagan sus ordenadores y recogen los papeles que han quedado sobre la mesa.
El problema del calendario laboral español
Desde muchos colectivos se ha denunciado que esta “particular” jornada laboral española provoca problemas importantes:
- Baja productividad.
- Escasa conciliación laboral y familiar.
- Aumento de los accidentes laborales por falta de descanso.
- Problemas de comunicación con el resto de Europa.
Aunque por ley se estipula que la jornada laboral semanal en España no puede exceder las 40 horas, en la práctica casi nunca se cumple la normativa.
Es normal que muchos trabajadores permanezcan en sus puestos más horas de las permitidas. Rasgo también de otro de los grandes problemas españoles: el “presentismo” (mantenerse en el lugar de trabajo sin ser eficiente, lo que se suele conocer como “calentar la silla”).
Otro de los problemas que lastran nuestra productividad son los festivos a mitad de la semana. Esto rompe la dinámica y los flujos de trabajo de las empresas, sobre todo cuando se corta la semana con un puente.
Para evitarlo, desde el gobierno se planteó la posibilidad de trasladar todos los festivos al lunes más próximo. Sin embargo, esta medida no ha calado y año tras año sigue sin contemplarse en los decretos-ley que aprueban el calendario laboral español.
De hecho, el calendario laboral de 2017 contempla 14 días no laborables, con 9 días comunes a toda España, mientras que el resto son de elección autonómica o local.
Este calendario tan solo ofrece a las comunidades autónomas la posibilidad de trasladar a otro día los festivos que caigan en domingo.
¿Qué se puede hacer para que el horario laboral de España sea más racional?
Nadie puede negar los efectos perniciosos de nuestro horario laboral. Por ello, muchos expertos han estudiado cómo podría mejorarse el horario español:
- Pasar días festivos a los lunes: la patronal lleva años reivindicándolo. Sin embargo, como una gran parte de estos días no laborables coinciden con festividades de carácter religioso, la iglesia católica se muestra muy reacia a estos cambios.
- Cambiar el huso horario español: desde la Segunda Guerra Mundial el horario español no está en consonancia con su huso horario. No es normal que el meridiano de Greenwich pase por España y que nosotros tengamos la misma hora que Alemania (en donde amanece y anochece mucho antes). Muchos expertos aseguran que nuestros horarios cambiarían si tuviésemos una hora menos, como en Portugal.
- Las 18:00 horas como hora límite: si por ley se fijase una hora límite de finalización de la jornada laboral, muchos trabajadores contarían con más tiempo libre para disfrutar con su familia y podrían cenar y acostarse antes. Sin embargo, este tipo de medidas no suelen funcionar si las empresas y trabajadores no se conciencian de sus beneficios.
- Los horarios flexibles y teletrabajo: otra posibilidad puede ser la de dar mayor flexibilidad en los horarios pudiendo entrar y salir a la hora que el trabajador prefiera, siempre que cumpla con los objetivos propuestos. Además, el teletrabajo puede ser también una opción que mejore la productividad y la conciliación de la vida familiar y profesional.
Como ves, opciones para racionalizar nuestros horarios y lograr una mayor conciliación laboral es posible. Si a esto le unimos un cambio de mentalidad en la que en vez de trabajar “por horas” se haga “por objetivos”, el número de horas a trabajar disminuirá de forma considerable.
¿Ves posible un cambio del horario laboral de España?
Nos encontramos en pleno debate para ver si es posible alcanzar un acuerdo nacional y cerrar la jornada laboral a las 18:00. Así que ahora nos gustaría preguntarte: ¿Qué opinas? ¿Crees que es posible que nos adaptemos a este nuevo horario o lo ves imposible?
¡Te esperamos en los comentarios!
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