Una de las disyuntivas más acuciantes en la vida profesional de un trabajador autónomo tiene lugar cuando se plantea la posibilidad de crear una sociedad mercantil. Las estadísticas y el sentido común demuestran que, en la gran mayoría de los casos, las sociedades se constituyen por profesionales que antes estaban desarrollando su actividad como trabajadores por cuenta propia. Cuando dos o más de estos trabajadores se unen para llevar a cabo un proyecto empresarial, es evidente que la forma jurídica ha de ser una sociedad.
Sin embargo, también los trabajadores autónomos pueden crear sociedades unipersonales, en las que el 100 por cien de la empresa es propiedad de una persona. Ahora bien, ¿cuándo es conveniente dar ese paso? A continuación te damos unos consejos básicos que pueden servirte de guía.
La fórmula societaria es conveniente siempre que haya que realizar cuantiosas inversiones y, en consecuencia, contar con financiación externa. Tanto las ayudas oficiales en el caso de algunos tipos concretos de sociedades (en especial las sociedades laborales, que cuentan con un importante apoyo financiero público) como la obtención de préstamos por parte de entidades bancarias se gestionan de manera más eficaz a través de sociedades que en el caso de trabajadores autónomos.
Si tu trabajo como autónomo genera unos beneficios cercanos a los 50.000 euros anuales, a través de una sociedad mercantil pagarás menos impuestos dado su mejor tratamiento fiscal. También te interesa trabajar a través de una sociedad si la competencia en tu sector está protagonizada por empresas en mucha mayor medida que por autómonos.
Así mismo, si vas a trabajar para las administraciones (Estado, comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos o empresas públicas) en la mayoría de los casos es imprescindible adoptar la forma societaria para poder concurrir a las licitaciones de contratos públicos.
En cualquiera de estos casos, las ventajas de crear una sociedad limitada superan con creces los inconvenientes como el hecho de estar obligado a unas cuotas a la Seguridad Social mucho más elevadas y sin posibilidad de acogerse a la tarifa plana de autónomos fijada por el Gobierno con carácter general. Se trata de conocer bien las circunstancias personales de cada uno y de dar el paso en las mejores condiciones para evitar desagradables sorpresas en el futuro.
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